Hace algunos años compartí por aquí lo mucho que me sorprendió el aceite de coco como producto de belleza. Desde entonces, no ha salido de mi rutina porque intento apostar por la cosmética orgánica o lo más natural posible… pero también he aprendido algunas cosas nuevas que quiero contaros.
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Pexels - Tijana Drndarski |
¿Qué es el aceite de coco y por qué lo usamos?
El aceite de coco orgánico, especialmente el que tiene certificado BIO y procede de agricultura ecológica, se ha convertido en un imprescindible en casa. Empecé a usarlo por una recomendación y ahora no solo lo uso yo, sino mi marido e incluso mi hijo.
No es lo mismo que la manteca de coco. Esta última se obtiene directamente al triturar la carne del coco, sin aplicar calor. El aceite, sin embargo, se extrae por presión o centrifugado. Para la piel, ambos son buenos, pero yo os hablo desde mi experiencia con el aceite.
Beneficios que he notado en mi familia
Hidratación profunda: me encanta usarlo en la piel después de la ducha. Se absorbe bien, y deja una suavidad que dura todo el día.
Ideal para pieles sensibles: mi hijo tenía granitos en brazos y muslos que han desaparecido con la aplicación diaria tras el baño.
Aliado contra la dermatitis seborréica: mi marido sufría desde hace años, con brotes muy visibles en la zona “T” del rostro y cuero cabelludo. Desde que comenzamos a aplicar aceite de coco cada noche, su piel está muchísimo mejor. Incluso lo usamos una vez por semana en el pelo, dejándolo actuar unos minutos antes del lavado: el cambio ha sido brutal, hasta el cabello luce más sano.
Rico en vitamina E y ácido láurico: propiedades antioxidantes, antibióticas y antifúngicas que protegen la piel y previenen infecciones.
Cómo lo aplico
En rostro y cuerpo: después de la ducha, con la piel ligeramente húmeda.
En el cuero cabelludo: una vez por semana, se masajea y se deja actuar 10-15 minutos antes del lavado.
En labios: como bálsamo hidratante.
Como desmaquillante natural.
Pero no todo es perfecto: lo que debes tener en cuenta
Mi experiencia ha sido positiva, sí, pero hay algunas advertencias que creo importantes compartir:
No es para todos los tipos de piel. En pieles grasas o propensas al acné puede obstruir los poros. Siempre recomiendo probar en una zona pequeña primero.
Mancha si se usa en exceso. Asegúrate de dejarlo absorber bien antes de acostarte, o las sábanas lo sufrirán.
No sustituye a un protector solar. Aunque bloquea el 20% de los rayos UVA, no es suficiente para una exposición prolongada al sol. Yo prefiero usarlo junto con un buen protector.
Su textura cambia según el clima. En invierno está sólido como una manteca y hay que rasparlo con una cucharita. En verano se ablanda más y es más fácil de usar. Aun así, al contacto con la piel se derrite enseguida.
No tiene un aroma potente. A muchas personas esto les encanta, pero si esperas un olor tropical, este no lo tiene.
En resumen, el aceite de coco me ha conquistado. No es magia ni la solución a todos los males, pero sí una alternativa natural que merece la pena probar. Solo recuerda: como todo, úsalo con sentido común y observa cómo reacciona tu piel.
¿Tú lo has probado? ¿Te ha funcionado igual de bien?
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